domingo, 13 de enero de 2013

¿Estado constitucional latinoamericano? (i)

A propósito del proceso de negociación que adelanta el Gobierno Nacional con la guerrilla FARC, se ha vuelto a hablar de una Asamblea Constituyente como conclusión de los acuerdos que se alcancen en la Mesa.  Si bien la propuesta, no es una condición necesaria para poner fin al conflicto armado, si parece serlo para consolidar la paz.  Es decir, aunque no se acuerde entre las partes, la propuesta de cambiar la Constitución Política de 1991 si debería ser debatida y decidida por el pueblo colombiano.   

La cuestión es que más allá de poner fin al conflicto armado, paso por demás importante, el pueblo colombiano requiere la adopción de reformas estructurales que garanticen mayores niveles de inclusión política, económica y social en uno de los países más desiguales de la región.   Es el tránsito que hicieron a nivel normativo, otros países como Ecuador (2008) y Bolivia (2009), finalizando la primera década del siglo XXI, cuyos avances merecen ser tenidos en cuenta al momento de abordar para nuestro país un debate sobre la necesidad de un proceso constituyente.    

Los procesos constituyentes de Ecuador y Bolivia, evidencian un cambio en la concepción de las Constituciones Políticas al proponer nuevas interpretaciones y alcances de lo normativo, y en esa medida reflejan consagraciones que plantearían un nuevo paradigma de Estado constitucional, en contraposición al paradigma clásico occidental europeo, al incorporar una nueva concepción del Estado, de los derechos humanos y los sujetos beneficiarios de los mismos.



En reacción al proyecto neoliberal

Luego de tres décadas de dominio absoluto de las propuestas neoliberales, de aplicación disciplinada de las políticas de ajuste y de adecuación de las instituciones a este dominio, nuestros países se inclinaron en la primera década del siglo XXI por la búsqueda de alternativas.   

Se extendió en el continente, el amplio respaldo popular por la vía electoral a un nuevo tipo de liderazgos, algunos de ellos producto de procesos organizativos consolidados a lo largo de varias décadas, otros, resultantes de procesos emergentes, sin embargo, la caracterización común es que plantearon, la necesidad de contrarrestar los efectos del modelo neoliberal y responder a la situación socio económica regional caracterizada por profundos niveles de inequidad y pobreza.  

Como señala Beatriz Stolowicz, “estos gobiernos tienen diferencias políticas entre sí, pero en los votos depositados en todos ellos está expresándose el común rechazo al neoliberalismo y la urgencia de millones por cambios de fondo en vidas y países[1].  El telón de fondo de este proceso, es entonces la insatisfacción frente a los impactos del neoliberalismo, el empeoramiento objetivo de la situación social, la presión de los movimientos populares y la distensión del control estadounidense sobre la región[2].   

El germen de un nuevo constitucionalismo

En la década de los noventa, en un proceso cuyo inicio puede fijarse en 1988 con la Constitución brasilera, ya se habían producido en la región importantes cambios constitucionales que conllevaron a resultados paradójicos; por un lado, todas las Cartas constitucionales introdujeron mayores garantías y derechos para la ciudadanía,  ampliaron los espacios de participación política e incluyeron reconocimientos de la pluralidad étnica y cultural de nuestros pueblos.   Por otro lado, fueron estas mismas Constituciones las que garantizaron la apertura económica, la consolidación del modelo neoliberal, y el crecimiento de la inequidad en la región.

En este contexto, en la primera década del siglo XXI, se vivieron procesos constituyentes en la región andina, que responden a este signo, pero adicionalmente se conciben como “propuestas de Carta Magna que recogen demandas emanadas de la resistencia popular al neoliberalismo”, en esa medida no solo encarnan propuestas de transformación normativa, sino que al tiempo, pretenden “liderar” la construcción de “un nuevo país”, de una nueva sociedad.

“Precisamente para crear una visión hegemónica de cambio (…) tendremos que inventar una especie de control social del cambio, tendremos que poner en marcha nuevas prácticas sociales y políticas, tendremos que mostrarles a los sectores escépticos o asustados que el nuevo país es posible y favorable, tendremos que hacer realidad las autonomías no como reproducción del viejo poder en nuevas parcelas, sino como la progresiva disolución del poder en la comunidad, el municipio, la región y el departamento, y tendremos que reinventar el país y convertir la cultura en gestión"[3].

Desde 2000, acontecimientos diferentes tuvieron lugar en Bolivia y Ecuador.  En las agendas políticas y sociales que respaldaron el ascenso al poder de Evo Morales y Rafael Correa,  fue incluido el desafío de “transformar el marco institucional del Estado”, tarea asumida a través de la convocatoria a Asambleas Constituyentes, que más allá de una reforma, se propusieron la refundación del Estado.  Políticamente, la expresión del constituyente primario se fundamenta en tres razones[4]

i) las reacciones contenidas de la población  contra un modelo empresarial de desarrollo afirmado en el país durante las últimas décadas; ii) la des-institucionalización del Estado reflejada en el descrédito popular de los tres poderes, las manipulaciones e inobservancias a los mandatos constitucionales y la inestabilidad del gobierno; y iii) la necesidad de una democracia social orientada desde el pueblo, en respuesta a la partidocracia representada en una clase política que no es reflejo de las aspiraciones sociales.  

A estos aspectos estructurales, se sumaron decisiones ubicables en el tiempo con gran impacto en la vida nacional, como fueron en Ecuador el salvamento al sistema bancario, la dolarización de la economía, la imposición de la base de Manta al servicio de los intereses estadounidenses, la firma del Tratado de libre Comercio con Estados Unidos, entre otros; en Bolivia la guerra del gas y del agua, en reacción a la explotación de recursos naturales por parte de actores transnacionales.

Una epistemología del Sur

Los procesos vividos en Ecuador y Bolivia, si bien se enmarcan en el proceso regional de reforma a las constituciones, también son singulares al proponer transformaciones políticas, económicas, culturales y epistemológicas de gran trascendencia,

El actual, sin embargo, es un proceso de tránsito singular: de un modelo de desarrollo oligárquico-dependiente, consolidado durante la fase neoliberal (1982- 2006), y un Estado subsidiario de los poderes imperiales –sin ninguna legitimidad, ni capacidad de cohesión de un país crecientemente desintegrado-, a un nuevo modelo económico redistributivo, equitativo, basado en un nuevo eje (la industria del bioconocimiento) y un nuevo modelo de Estado democrático, nacional y soberano, todo ello sustentado en una nueva filosofía propia de los pueblos ancestrales del Ecuador: el Sumak Kawsay o Buen Vivir[5].
  
Su importancia, radica en que más allá de evidenciar un cambio en la concepción de las Constituciones Políticas y plantear nuevas interpretaciones y alcances de lo normativo,  estos procesos se presentan como el germen de construcción de lo que llama Boaventura de Souza Santos, una “epistemología del sur”, un cambio frente a la matriz de pensamiento liberal republicano y apuntan a una transformación en la concepción de la democracia[6], la finalidad del Estado y la relación del hombre con la naturaleza[7],      

“Descolonización del poder, de la institucionalidad estatal, de las políticas públicas, pero también del ser y del saber, del conocimiento, desterrando el racismo de nuestra sociedades plurinacionales, también para esto es necesario una legislación descolonizadora y una doble institucionalidad que interpele y construya otro modelo de Estado[8].”


Los rasgos de este nuevo Estado, que se define como intercultural, plurinacional, pluricultural[9], poscolonial[10] y con bases profundamente humanistas, requiere ser desentrañado, comprendido y analizado, con el propósito de recuperar lecciones para el resto de los países de la región.



[1] STOLOWICZ, Beatriz (coord.). Gobiernos de izquierda en América Latina, un balance político.  Bogotá:  Ediciones Aurora, 2007, p. 11
[2]  CASTELLANOS, Camilo.  ¿La edad de lata toca a su fin? En: “Sin democracia, sin derechos”, Quinto año de gobierno de Álvaro Uribe Vélez.  Plataforma Colombiana de Derechos Humanos, Democracia y Desarrollo, Coordinación Colombia Europa Estados Unidos.  Bogotá: Ediciones Antropos, 2008
[3] PUENTE, Rafael.  Bolivia: la nueva Constitución, meta y punto de partida.  En:  Contexto latinoamericano, Revista de análisis político No. 11.  México D.F: 2009, p. 20
[4] Cfr. PAZ, Juan J. y CEPEDA, Miño.  Asamblea Constituyente y Economía. Constituciones en Ecuador., Quito: Ediciones Abya – Yala, 2007, pp. vi – ix.
[5] SYLVA CHARVET, Erika. Ecuador: proceso constituyente y evaluación de desempeño institucional de las universidades (2009), Ponencia presentada al 7mo Congreso Internacional de Educación Superior “Universidad 2010”. La Habana, Cuba, 8-12 de febrero de 2010. En: http://190.152.149.26/portal_conea/ponencias/Ponencia_ESilva.pdf
[6]A esta mirada renovada y crítica de la democracia se adscribe también De Souza Santos cuando se remite al concepto de demodiversidad.”  ZEGADA CLAURE, María Teresa. Elementos para pensar la reconfiguración del campo político boliviano.  En: Le Monde diplomatique.  Edición Colombia, Año VIII, No. 88, abril de 2010. 
[7] Reflejo de esta transformada concepción es el artículo 71 de la  Constitución ecuatoriana que consagra los derechos de la naturaleza: “La naturaleza o Pacha Mama, donde se reproduce y se realiza la vida, tiene derecho a que se respete integralmente su existencia y el mantenimiento y regeneración de sus ciclos vitales, estructura, funciones y procesos evolutivos.”
[8] ARKONADA, Katu, ponencia presentada al Primer Encuentro de los Pueblos y Nacionalidades Andinas por el Sumak Kawsay, la Plurinacionalidad e Interculturalidad. Quito, 27 de septiembre de 2011.  Disponible en: http://alainet.org/active/49733
[9] Cfr. ACOSTA, Alberto.  El Estado plurinacional, puerta para una sociedad democrática.  En:  Acosta Alberto y Martínez Esperanza (comp.) Plurinacionalidad.  Democracia en la diversidad.  Quito: ediciones Abya Yala, febrero de 2009 
[10] SANTOS, Boaventura de Souza.  Las paradojas de nuestro tiempo y la plurinacionalidad.  En: Acosta Alberto y Martínez Esperanza (comp.), op. cit., pp. 21 - 62  

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